EL CALLEJÓN

Los libros de autoayuda me parecían un remedio para débiles sin agallas para ir al psicólogo (o porque no hay psicólogo que les aguante).

Ya de por sí es un poco "insultante" para el ego que un amigo venga a decirte cómo solucionar tus problemas.

Tú le cuentas el marrón que tienes encima y el oyente, de repente, se saca de la manga lo que tienes que hacer para arreglar tu vida, así, en un momentito.

Pues... gracias por venir... y por participar... pero ahora me siento peor... "¿Tan simple soy que tú eres capaz de comprenderme y encontrar la solución en 5 minutos? Y a mí que me había quitado hasta el sueño..."

Como dice Snow, "Opinar es gratis" y yo añado "Y dar consejos también".

Cuando te sientes mal, lo único que necesitas saber es que tienes gente a tu alrededor que está dispuesta a apoyarte, a entenderte... incluso a soportarte. Un beso, un abrazo o un "estoy aquí, cuenta conmigo" (y cumplirlo, claro) sirven de mucho más que el famoso "consejos doy, que para mí no tengo".

- "No hay mal q cien años dure"

- "Eso lo piensas porque no lo ves desde fuera"

- "Todo tiene solución menos la muerte"

- "El tiempo lo pone todo en su sitio"

O la mejor: "No es para tanto"

Muy bonito todo... pero ¿a mí ahora qué c.ño me estás contando? No puedo con la condescendencia.

El segundo paso cuando te encuentras mal es perder los papeles con nocturnidad y alevosía o encerrarte en casa a sentirte miserable o gastarte medio sueldo en cosas absurdas o irte a Chipude a meditar... Cada uno se lo monta como puede... Algunos hasta prueban todas la opciones.

Ah, se me olvidaba, también están los que, no contentos con haber contado sus penas una o dos veces a sus personas más allegadas, se dedican a lloriquearle a todo el que pillan por banda mientras se bebe el agua de los floreros, mientras se encierra en casa (via móvil), mientras engaña a alguien para irse de compras o mientras está en Chipude... pero eso es otra historia...

Si la cosa no mejora, se toca fondo y... uno decide si se lame... las heridas o si se compadece de sí mismo y se hunde en la miseria.

Y aquí y es donde me voy a la primera frase de este post.

Jorge Bucay, a pesar de cumplir con el estereotipo de plasta pofeshional (psicólogo, argentino y escritor de libros de autoayuda), me ha sorprendido con una frase a la que no paro de dar vueltas.

En una de sus exposiciones, rescató una frase de un tal Landrú, un fulanito humorista conocido en su casa a la hora de comer : "Cuando se encuentre en un callejón sin salida, salga por donde entró".

Y explica: "Cuando dejamos de ser quien verdaderamente somos, entramos en ese callejón; saldremos de él al recuperar nuestra auténtica manera de ser".

Y yo que iba a pedir prestada la tuneladora gigante de la emetreinta para cargarme el condenado muro que hay al final del callejón...